A continuación os contamos en qué consistió nuestra celebración del Día del Libro para este curso tan atípico.
En la línea de trabajo en contacto con la naturaleza, se propuso utilizar los espacios naturales como recurso para conectar con la palabra a través del texto poético del Haiku.
Las hojas de los libros guardan muchos paralelismos con las hojas de los árboles. Este curso estamos distanciados, separados en grupos burbuja. Pero colgar nuestros versos de las ramas es una invitación a comunicarnos de otro modo, transformando los árboles en páginas abiertas en las que leernos, en las que encontrarnos.
Para ello, propusimos estos textos de origen japonés, que reflejan a través de construcciones poéticas mínimas, sensaciones y vivencias en su mayoría, relacionadas con lo natural. Pero sobre todo, con el momento presente.
Si la primavera fuera un color, ¿qué color sería?
¿Cómo es el sonido de la primavera?
Escucha el canto de los pájaros, ¿en qué lugar del cuerpo lo sientes?
¿A qué sabe la primavera?
¿En qué animal pienso cuando escucho la palabra primavera?
¿Qué lugar de la casa reservaría?
¿Qué forma geométrica tiene?
¿Cómo es su tacto?
¿Qué fenómeno meteorológico te recuerda?
¿Cómo pasa el tiempo en primavera, rápido, lento...?
Después de esta visualización, cogimos las libretas y dejamos un tiempo individual para poner palabras escritas.
A partir de los versos o palabras obtenidas, construimos versos breves. Los Haikus tienen una estructura de tres versos, con métrica 5-7-5.
Por si os animáis a escribir uno, algunas características de los Haikus son que no tienen rima y utilizan el tiempo verbal presente, predominan los sustantivos, y en menor medida los adjetivos y verbos.
